martes, 14 de junio de 2011

El cosmos, el arte.

Es bien sabido que me interesa la cultura inglesa del siglo XVII (entre otras tantas cosas), y que buena parte de los conciertos hechos con Mister Banister han abordado ese repertorio.

En 1996 ví en el cine la película "Restauración", por la que Eugenio Zanetti ganó el oscar a la mejor dirección artística. Por las felices vueltas de la vida, pude entrevistarlo la semana pasada, y la nota salió publicada en Diario Perfil el domingo. Posteo a continuación ese artículo, un palidísimo reflejo de la charla que tuvimos, que fue magnífica. No quiero hacer promesas que luego no cumpla, pero intentaré postear luego más fragmentos de ese diálogo riquísimo, que tengo desgrabado en un archivo Word.

Por ahora la nota, y sus ideas sobre el arte, sobre la realidad, sobre el artista en el momento de encarar el trabajo. ¡Que la disfruten!


Hacer manjares con mendrugos de pan
Entrevista a Eugenio Zanetti

El nombre de Eugenio Zanetti volvió fuertemente a escena tras su exitoso trabajo de dirección escénica, vestuario y escenografía de “El Sirviente”, para el Centro de Experimentación del Teatro Colón. Frente a la adversidad de no contar con recursos del teatro para montar la ópera como lo tenía pensado, y rompiendo con la convencionalidad del teatro a la italiana, decidió tomar el foyer y el salón dorado del Teatro como si fueran una casa, haciendo una puesta temporalmente situada en la belle époque. En diálogo con PERFIL expresó con claridad sus conceptos sobre el trabajo artístico y sus modos de abordarlo.

Evidenciando su carácter reflexivo sobre el tema, comienza la charla con conceptos de gran peso, asegurando que “el artista debe recordar, en medio del caos de la realidad, que de modo subyacente existe una forma de equilibrio, de balance. Su trabajo es mostrar lo que no es obvio, lo invisible. Porque el caos es visible, y si nosotros nos dedicamos a recordarlo y evocarlo, simplemente estamos repitiendo en voz alta lo que la realidad está gritando. De eso se trata ser artista. Eso es lo que a uno le gustaría ser”. Surge entonces la duda acerca de la artisticidad de las obras que muestran el conflicto de modo menos sutil. Zanetti, sin titubeos se refiere a su obra: “Mi trabajo es más periodístico. Si tiran una bomba y voy y saco una foto de una víctima, eso es real, es cierto, pero es como la costra de la realidad, la parte más visible. A mi modo de ver el trabajo artístico es revelar algo que está subyacente a eso. Esa es mi opinión. ¿Quién no recuerda lo que no es obvio?. El universo no es caótico, si no, los planetas chocarían unos con otros. El trabajo artístico es recordar la existencia de esa armonía subyacente”.

Nació en Córdoba, pero se fue en 1966, y ahora vive entre nuestro país y los Estados Unidos. Su carrera ha transcurrido, en gran parte, en el exterior, sin embargo él mantiene su esencia. “En mi manera de trabajar está lo argentino y lo latino. Ser latinos nos da una flexibilidad que a veces los sajones no tienen, pero además tiene que ver con la experiencia. Uno sabe que las cosas no te son dadas. Nunca a uno le dan servido lo que tiene que hacer, uno siempre lo inventa. Está en vos hacer algo con la pequeñez que tenés. Entonces uno acepta las contrariedades y se pone a trabajar para ver de dónde les sacás partido, y cómo maximizás ese mendrugo que te da la realidad. Nunca viene un plato con todo. Siempre es lo mínimo”.

Proveniente del mundo de las artes visuales, y fuerte admirador de Rembrandt (“tiene la facultad de recordarme de lo que me trato yo mismo”), es un fuerte consumidor de música mientras que pinta y gran lector de cuentos sufis, “porque el humor sufi es uno de los que refleja más hondamente y con menos pretención, las verdades más profundas”. Conoce su talento, y habla de él sin alardes, pero además sabe que la clave de los grandes proyectos es hacer que quienes comparten el equipo de trabajo, o consiguen los fondos para lograrlo, confíen en el producto, aún cuando no esté concretado. “Se produce una alquimia que es el trabajo creativo, y la habilidad y la velocidad con que lo logres. Y que los demás te lo crean. Hay una cierta habilidad en entusiasmar a los demás. En inglés dicen “crear una mística”….. Hay que generar a nivel energetico una mística en la gente, y hacer que se sienta parte de algo que es relevante o que es importante. Y eso es algo que hago en cada proyecto. No vale de nada mis antecedentes. Llego y tengo que generar una energía con la gente. Aún con quienes he trabajado antes. Es como una situación amorosa, tiene que volver a ocurrir”.

A lo largo de su carrera, Zanetti ha ganado los siguientes premios:Oscar de la Academia de Hollywood, Globe Desk Award, Cóndor De Plata a la Trayectoria, María Guerrero, Trinidad Guevara, Moliere, Talia y Estrella De Mar. Desde un lugar de privilegio, ganado con justicia, sigue trabajando y generando proyectos, siempre desde su acertada lectura de los subtextos que sostienen su obra.

El arte y los rompimientos

En el diálogo con Zanetti aparece frecuentemente la idea de la ruptura, tan cara a su época de formación. Aquí sus ideas, en primera persona, sobre la necesidad de ruptura que plantean tantos artistas, y su propio modo de lograrla.

“Uno queda muy marcado por la impronta de los 20 y los 30 años, cuando se está en el comienzo del trabajo creativo y hoy trato, no necesariamente de romper la idea de lo “moderno”, que era tan de los 60, sino que busco la manera de cambiar
desde el concepto”.

“Cuando yo tenía 20 años, en los sesenta, hubo una enorme necesidad de rompimiento formal, que ahora está en el mundo, pero como si tuviera una sordina. Son etapas. Vos ves que todo el trabajo creativo en este momento se mueve dentro de cánones muy convencionales. Casi te diría, sin ser peyorativo, que son “televisivos”. No hay una búsqueda. Canal 7 está dando las grandes películas de otra época. Vos las mirás y decís: acá se buscaba una ruptura con los cánones convencionales, y no hay nada hoy que ni remotamente se le parezca”.

“Vos mirá cómo dos autores trabajan al mismo tiempo. Andy Warhol hace una película sobre un durmiente durmiendo 15 horas, y la firma, y al mismo tiempo Visconti hace El gatopardo. Ambos rompen. En la ruptura pop, la de Warhol, es lo que quedó como emblema de los 60. las rupturas conceptuales menos obvias como las de Visconti son las que a mí más me interesan de esa época, o la de Passolini. A mí me tocó trabajar muy joven con Passolini en “Medea”, donde muestra que los griegos, en vez de ser los civilizadores, son una banda de salteadores que irrumpen en el mundo de Medea, la corrompen. Es un punto de vista distinto, que es lo que a mí me interesa. En ese sentido veo yo la ruptura. Porque a otro nivel ya hemos roto todo, hemos hecho el teatro de pie, el teatro que dura cuatro días, el teatro que te moja, que te hiere, pero la ruptura tiene que ser conceptual, y tender a una concepción espiritual distinta de algo más que a producir un fenómeno en el mundo físico”.

Para aquellos que quieran ver la edición que salió impresa en el diario, aquí tienen el link:

http://www.perfil.com/ediciones/2011/6/edicion_580/contenidos/noticia_0072.html

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