viernes, 11 de enero de 2019

el condicional, clave de la música antigua

Arnold Dolmetsch (al centro) junto a su familia y algunos de sus instrumentos

Quienes hacemos o escuchamos música antigua con asiduidad, estamos acostumbrados a leer que esa versión que disfrutamos o producimos es una reconstrucción de lo que podría haberse escuchado en tal año o lugar, que así se cantaría tal madrigal, que esa sería la manera de tocar tal instrumento. El uso de condicionales es parte de la esencia de la música antigua, porque todo el tiempo estamos haciendo hipótesis acerca de lo que pudo ser el mundo sonoro del pasado, sin estar seguros de que realmente haya sido así, y sin dejar de pensar en el nuestro.

La práctica de lo que hoy llamamos música antigua, con instrumentos y criterios de interpretación del pasado, comenzó hace no mucho más de cien años, y entre sus pioneros debemos citar a Arnold Dolmetsch, como pilar fundamental de esa reconstrucción estética, sonora, cognitiva y especulativa.

La fundación Juan March, de Madrid, está llevando a cabo un interesantísimo ciclo que pretende reconstruir algunos de los primeros conciertos de música antigua que se hicieron en diferentes puntos de Europa, y comenzaron hace pocos días con la "restauración" de un concierto llevado a cabo en casa de los Dolmetsch en 1896 (qué pena no estar allá para poder asistir a esos conciertos!!!) La idea de este ciclo me parece doblemente interesante: por un lado ofrece una alternativa didáctica (enseñándole al público cómo fue el trabajo de aquellos pioneros), y por otro plantea una idea originalísima a la hora de programar un ciclo de conciertos que está muy lejos de ser "más de lo mismo", aún cuando su repertorio sea "el de siempre" (bravo por ellos!).

El diario El País publicó ayer un artículo con la primera de las críticas sobre el ciclo, escrita por Luis Gago. Me tomé la atribución de hacer una selección de párrafos de esa nota, que copio a continuación. Los que quieran el artículo completo, pueden leerlo haciendo CLICK AQUÍ.

Los Pioneros Resucitan
(selección de párrafos de un artículo escrito por Luis Gago y publicado en El País)

El concepto de “música antigua” es una invención moderna, como lo es la idea de recrear la música de otros tiempos tal y como se habría interpretado (el condicional es la clave de todo) en el momento en que nació por parte de sus coetáneos. Vemos un cuadro renacentista o admiramos una catedral gótica sin intermediación, pero necesitamos de otras personas para ver representado un drama de Shakespeare o para que una fuga de Bach se transforme en sonidos. Muertos los mediadores de antaño, y quebrada o transformada progresivamente hasta resultar irreconocible la tradición original, estamos condenados a disfrutar de lo antiguo como los seres modernos que somos.

El origen de la early music, el título del ciclo, remite, por tanto, a aquellos pioneros que pusieron las primeras piedras de lo que es hoy un edificio sólido, variopinto y muy admirado, por más que sus detractores sigan alzando la voz de cuando en cuando, y pese a que algunos, no siempre advenedizos, hayan decidido traicionar los principios fundacionales en aras de la posmodernidad o en busca del aplauso fácil o barato.

Uno de aquellos visionarios fue Arnold Dolmetsch, un personaje pintoresco que coleccionó, restauró y reconstruyó instrumentos antiguos y que, junto con varios miembros de su familia, se aventuró a tocarlos en unos años (finales del siglo XIX) en que semejante empeño parecía, y así fue tomado por muchos, una quijotada.

Sonia Gonzalo explica muy bien en el programa de mano el contexto que propició aquellas veladas en el domicilio de los Dolmetsch en el barrio londinense de Bloomsbury, y es más que probable que, si pudiéramos escuchar la música que allí se hizo, quedáramos espantados ante la manera –para el gusto actual– extravagante con que hacían sonar aquellos nuevos viejos instrumentos.

El túnel del tiempo nos ha trasladado al 18 de febrero de 1896, a las cinco en punto de la tarde, el día en que los Dolmetsch ofrecieron una velada histórica cuyo programa se ha recuperado en la Fundación Juan March al pie de la letra.


Por fortuna, salir a tocar música de Henry Lawes, John Jenkins, Henry Purcell, Johann Kuhnau, Benedetto Marcello, George Frideric Handel, Johann Sebastian Bach y Jean-Philippe Rameau con un clave, dos violas da gamba, un laúd y un violín barroco hace tiempo que dejó de ser una rareza o una excentricidad. Hoy es moneda corriente y nadie se sorprende de ello, si bien la pura confección del programa, la sucesión de obras, sí pueda parecer cosa de otro tiempo y producir cierta sorpresa, aunque no menor de la que suscitaría la fiel imitación de un programa de concierto en tiempos de Mozart o Beethoven.

lunes, 7 de enero de 2019

me tomo 5 minutos....



Hoy subí a Spotify e iVoox el primer episodio de mi podcast sobre música, un proyecto que tenía en mente desde hace meses, pero que no terminaba de llevar a cabo.


Finalmente lo tomé entre las "resoluciones de año nuevo" y me propuse que el primer lunes de este 2019 el podcast estaría on line, y lo logré (ojalá sea así de efectivo con el resto de mis proyectos).

El invitado del primer episodio del podcast fue Rubén López Cano, un musicólogo al que admiro mucho, y que en muy pocos minutos dijo cosas sumamente interesantes y de una manera didáctica, sencilla y atractiva.


Los invito a escucharlo, haciendo CLICK AQUÍ

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