jueves, 28 de junio de 2012

la gran manzana

La Manzana de las Luces es uno de los lugares de Buenos Aires a los que más afecto les tengo. En parte porque allí hice conciertos memorables con grupos y artistas a los que quiero y admiro, pero además porque encierra un valor histórico incalculable. Lamentablemente es un sitio poco visitado, seguramente por su ubicación dentro de la ciudad. Muchos porteños no van más al sur de la Av. de Mayo (???!!!), y la Manzana queda a sólo una cuadra y media de allí. 

Hoy, en el Facebook de la Manzana, publicaron que hay una nuevo tour virtual por el edificio, para verlo en 360 grados. Si quieren verlo, hagan click aquí, y quizás alguna vez les interese ir a escuchar un concierto a la Sala de Representantes, que tiene una acústica buenísima y que es ideal para conciertos de cámara.

Les dejo un video, un fragmento de un concierto que hicimos con el ensamble Mister Banister en el invierno de 2008. Son las Diferencias sobre la Pavana Italiana, de Antonio de Cabezón. Los que tocamos somos: Gabriela Guembe y Pablo Angilletta (violas) y Pablo Piccinni y yo (flautas). En el medio está Evar Cativiela con su vihuela, que no tocaba en esta pieza pero sí en la siguiente.... que se corta en el video.


domingo, 24 de junio de 2012

Body painting...


Estoy trabajando en estos días en un proyecto musical en Mendoza, Argentina. Se trata de un concierto de música italiana del seicento, pero con el agregado de movimientos y gestualidad a mi cargo. Semejante trabajo supone, al menos en mi caso, un desafío interesante porque en este espectáculo podré verter mis ideas musicales y visuales, buscando coherencia entre música, imagen y dramaturgia, según los conceptos teatrales del Barroco. 

Posteo a continuación un boceto de comentario para el programa de mano que entregaremos en los conciertos. Si quieren saber más sobre el espectáculo, hagan click aquí.


Detalle de una Anunciación de Gentillesch
Pintar con gestos

No alcanza entonces con pintar con sonidos para el oído.
Hace falta, además,pintar con los gestos para los ojos.
(Jean Blanchet)

El inicio del siglo XVII en Italia presenta cambios fundamentales en la manera de hacer y de pensar la música. Los creadores de la ópera, género que surge en ese momento plantean la idea de hacer un canto que hable, sugiriendo la idea de “favellare in musica” (hablar, contar, narrar con la música).

El cantante, que era también actor, debía manejar la elocuencia del gesto y la narración corporal de emociones y afectos que complementaban y reforzaban el sentido de lo que estaba cantando. El mensaje sonoro era entonces “escuchado por los ojos”, según el tópico frecuente de la poesía de aquel tiempo. Se refuerza entonces el estudio y práctica de la
retórica gestual, que es minuciosamente codificada y estandarizada, plasmándose en las posturas de los actores-cantantes y en los modelos de pinturas y esculturas.

Fue en esa época, en la que la estética estaba dominada y guiada por la dramaturgia, que surge un nuevo género musical: el oratorio, en el que un grupo de cantantes encarnan personajes para contar una historia sagrada. Se buscaba que el texto fuera siempre comprensible por el público, y se cuidaba de no caer en excesos de vanidad, por lo que estas obras no eran escenificadas. En un período de estricto control moral, la imaginación del público era fomentada, pero también controlada, para que estuviera sólo al servicio de la oración y el recogimiento, buscando llegar con ella a la contemplación. Tomaba entonces la música un carácter de verdadera hierofanía, relacionando lo verosímil (aquello que podría ser), a través de la imaginación, para llevar a los fieles a la conversión.

Nuestro trabajo, según la estética del período que abordamos, busca poner la música al servicio de la palabra, y de transmitir de ese modo las historias y afectos que plantean los
compositores. Hemos elegido tres historias del Nuevo Testamento, que narran la Anunciación según palabras textuales del Evangelio de Lucas. Traicionando el origen del género, pero actualizando la manera de acercar el arte al público de hoy, hemos agregado gestualidad, movimientos y luces a estos relatos, ubicándolos además en su contexto musical con motetes de la misma época.

Ramiro Albino

martes, 19 de junio de 2012

Schiff: de música, público y dignidad...

Escribí, para el número julio-agosto de Revista Cantabile un artículo anticipando la visita del pianista Andras Schiff al Teatro Colón. Para eso estuve leyendo artículos, reportajes y publicaciones sobre el genial pianista húngaro y encontré lo siguiente en un artículo de The Guardian.

Las frases me quedaron dando vueltas en la cabeza, y me pareció oportuno compartirlas con ustedes, un breve párrafo de ideas para pensar (el subrayado es mío).

"It seems to me today that we don't want to accept the fact that classical music will always be for a minority. That minority is not so small - the public for good music today is a hundred times bigger than it was in the time of the composers. It is a very small public compared to the Three Tenors public or the Spice Girls public, but we should not compare it with that and I find it sad that some very good people - Domingo is a good example, a wonderful singer, in a totally different category from the other two - should feel the need to prostitute themselves. I cannot imagine Furtwängler appearing on a talk show; he would just say we do our art, our music, on our own terms and you are welcome to join." (Andras Schiff, 1999)

En este momento no tengo tiempo de hacer una traducción. ¿Quizás algún alma caritativa que tenga tiempo lo traduce y lo postea como comentario a esta entrada?...

viernes, 15 de junio de 2012

Rinaldo, notas de programa


Rinaldo, en plena función el martes pasado en el Colón
El Teatro Colón está presentando el estreno nacional de la ópera Rinaldo (1711) de Handel. Me encargaron el comentario para el programa de mano, que se entrega al público en todas las funciones. Sabiendo del interés que ha sucitado esta ópera en buena parte del público porteño, y pensando también en aquellos que la escucharon por radio  o en aquellos que quieran saber más sobre esta ópera, posteo a continuación el texto. ¡Ojalá lo disfruten y aprovechen!

Rinaldo, de G.F. Handel
Comentarios para el Programa de Mano del estreno nacional en el Teatro Colón
Buenos Aires, junio de 2012


El siglo XVII en Inglaterra fue políticamente y socialmente complicado. Las idas y vuelta de la monarquía y los problemas religiosos que afectaron a la isla tuvieron obvias repercusiones en el mundo artístico. Cuando la Commonwealth suspendió las capillas musicales durante buena parte del siglo XVII, se cortó con los semilleros de músicos y de compositores. La Restauración, de la monarquía (1660)permitió nuevamente crear coros y conjuntos instrumentales en los que se hiciera música y además se formara a nuevos creadores del arte musical. John Blow y su brillante alumno Henry Purcell intentaron sin éxito crear una ópera nacional. El joven Purcell murió en 1695 y su maestro en 1708.

De forma paralela, durante el último cuarto del siglo XVII ocurre otro fenómeno interesante, al surgir los primeros conciertos públicos (algo que hoy nos resulta tan obvio y cotidiano: pagar una entrada en una sala para escuchar música), Londres se convierte en una suerte de “capital” de los conciertos en Europa. Fue por esta razón que muchos músicos del continente se trasladaron a Inglaterra, entre ellos Loeillet, los hermanos Sammartini, Bononcini, Ariosti, Porpora, Pepusch, Hasse y Handel.

El cambio de siglo hizo que la música italiana se impusiera como moda en buena parte de la Europa continental, y que obviamente el estilo entrara a Inglaterra. Sin una ópera “nacional” inglesa, dos años más tarde de la muerte de Blow se cantó en Londres, por primera vez, una ópera en italiano a cargo de un elenco completamente italiano, fue «Almahide», de Giovanni Battista Bononcini. A fin de ese mismo año Handel llegó a Inglaterra.

Ante la solicitud de un primer trabajo escénico para Londres, Handel, que había trabajado los últimos años en Italia, y que tenía un especial interés por su música, aprovechó el terreno preparado por sus predecesores, y se lanzó con una historia en italiano. La idea fue de Aaron Hill, empresario y director del Queen’s Theatre (que más tarde se llamaría King`s Theatre), donde se haría el estreno, quien eligió el tema de la ópera y mandó hacer un libreto italiano. El empresario, habil y visionario, pidió la música a Handel y el libreto a Giacomo Rossi, quien se basó en el texto traducido al inglés para llevarlo entonces nuevamente a su lengua original, haciendo una doble traducción que terminó quitándole calidad literaria.

El texto que da origen a la historia es el poema épico La Gerusalemme Liberata, de Torquato Tasso. La historia cuenta el asedio a Jerusalen en época de las cruzadas, con un importante y confuso tejido de historias amorosas y mágicas que pretende remedar el estilo clásico, mezclando lo verosímil con lo fantástico desde una fuerte óptica religiosa. El texto, publicado oficialmente en 1581, vio la luz en el momento preciso de ebullición de la Contrarreforma, y su tema fue idealizado como deseo de unión de la cristiandad y de lucha contra las herejías. Paralelamente ofrece una nueva mirada sobre las protagonistas femeninas (Armida, Erminia y Clorinda), otorgándoles la impotancia y nuevo valor como mujeres, tema que tuvo gran desarrollo al inicio del Barroco.

El poema de Tasso, que tuvo grandísima repercusión en toda Europa, dio origen a diversas manifestaciones artísticas. Antes de la ópera de Handel, en lo musical son especialmente atractivos los madrigales y canciones de Giaches de Wert (1595) y Biagio Marini (1620), el Combattimento di Tancredi e Clorinda de Claudio Monteverdi (1624) y las óperas “Il Tancredi” de Girlolamo Giacobbi (1629), “Erminia sul Girodano” de Michelangelo Rossi (1633), “Armida de Benedetto Ferrari (1639), “Armida de Marco Marazzoli (1641), “Armida” de Jean-Baptiste Lully (1686), “La Gerusalemme liberata de Carlo Pallavicino (1687), “Gli avvenimenti di Erminia e di Clorinda de Carlo Francesco Pollarolo (1693), “Amori di Rinaldo con Armida” de Teofilo Orgiani (1697), “Tancréde de André Campra (1702), “Armida abbandonata” de Giovanni Maria Ruggieri (1707), “Armida al campo”, de Giuseppe Boniventi (1708), “Armida regina di Damasco”, de Teofilo Orgiani (1711) . Después de 1711, el tema siguió prestándose a óperas de importantes compositores como Vivaldi (1718), Albinoni (1726), Geminiani (1754), Jommelli (1770), Salieri (1771), Gluck (1777), Haydn (1784), Rossini (1817) y Dvorak (1904)

El libreto de Hill cambia elementos e ideas del poema de Tasso, actualizándolo para su público, y otorgándole un mayor interés teatral. Es por eso que realza la atracción que siente Argante por Armida, y la falta de interés de Rinaldo hacia ella (cuando la sacerdotisa está fuertemente enamorada de él). De modo paralelo, introduce elementos que deberían estar fuera del contexto cronológico e ideológico de la obra, como menciones a personajes de la mitología griega (cuando Argante invoca a Alecto y a Marte en su primera intervención), o el final fuertemente cristiano en el que Armida se convierte, cuando en el poema original eso puede vislumbrarse como una posibilidad remota. Por otra parte, se evidencia la relación entre libretista y compositor cuando en la ópera hay copia textual de fragmentos de otras óperas, como el aria de Argante “Basta che sol tu chieda”, que es cantada con el mismo texto por el personaje de Claudio, en Agrippina (cuyo libreto es de Vincenzo Grimani).

Sobre el libreto, Handel compuso la ópera en sólo dos semanas, reutilizando mucho material musical de obras compuestas en sus años de vida en Italia (1706 – 1710). La grandeza de la música, un excelente elenco de celebridades, y los espectaculares efectos escénicos de maquinaria utilizados para crear el ambiente mágico de la historia disimularon las deficiencias del libreto, logrando unánime aceptación del público. Por su parte, Handel incluyó arias con presencia fundamental de improvisaciones del clave, a su cargo, lo que también le sirvió como carta de presentación como instrumentista y habil improvisador (felizmente estos fragmentos fueron memorizados y escritos por William Babel, por lo que hoy pueden volver a ser escuchados).

Tan grande fue el éxito del estreno de Rinaldo, que la ópera se repitió quince veces en la misma temporada. Durante los años subsiguientes continuaron las repeticiones: nueve en 1712, dos en 1713, once en 1714. Como la ópera era un género vivo, cada temporada había cambios y ediciones a cargo del compositor, adaptándola a los diferentes elencos y posibilidades escénicas. En vida del compositor, esta ópera fue también interpretada en Dublin, Hamburgo (traducida al alemán) y Nápoles. Fue la obra de Handel que más se repitió en su vida.

Todos los roles principales del estreno, que tuvo lugar el 24 de febrero, fueron cantados por italianos. Las dos sopranos eran Isabella Girardeau (Almirena) y su supuesta rival Elisabetta Pilotti-Schiavonetti (Armida). La contralto Francesca Vanini-Boschi (Goffredo) y su esposo el bajo Giuseppe Boschi (Argante) también eran italianos, y conocían a Handel tras haber cantado en su Agrippina un año antes en Venecia, por lo que fueron convocados. El rol principal lo tuvo el castrado Nicoló Grimaldi, y Valentino Urbani, también castrado, cantó la parte de Eustazio. El napolitano Grimaldi, conocido como „Nicolini“ tenía una amplia carrera en Italia, donde era conocido por su virtuosismo, Urbani por su parte estaba en decadencia, pero tras varios años de escena en Londres, tenía excelente reputación como actor. El elenco cambió en las sucesivas representaciones, sólo Elisabetta Pilotti cantó su rol en todas las temporadas en que se repitió este título.

Esta ópera contiene algunos de los fragmentos más famosos y conocidos de la producción handeliana. Todo el público identifica el aria “Lascia ch’io pianga”, compuesta originalmente como una sarabanda para la ópera Almira y luego reelaborada con otro texto para el oratorio “Il trionfo del Tempo e del Disinganno”, en 1708. Menos famosas, pero también muy conocidas son las arias “Cara Sposa” y “Venti turbini”, ambas cantadas por Rinaldo, o “Sibilar gli angui d'aletto”, cantada por Argante (reelaboración de un aria virtuosa de la cantata Aci, galatea e Polifermo).

Como las otras óperas serias de Handel, Rinaldo cayó en el olvido durante aproximadamente doscientos años. Rinaldo fue exhumada a nivel profesional en la Opernhaus Halle, en el Festival Handel de 1954. Hubo un par de versiones en las décadas de 1929 y 1930, pero aparentemente no fueron completas ni escenificadas. Avances musicológicos, y un gran desarrollo de las versiones historicistas, nos permiten disfrutar a pleno de esta obra, a trescientos años de su estreno, por primera vez en la Argentina y con un elenco vocal e instrumental de fuerte presencia local. 

Ramiro Albino

jueves, 14 de junio de 2012

Jugar en Primera

El domingo pasado se presentó en el Teatro Colón de Buenos Aires la Capilla del Sol, grupo que dirijo y que es residente del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.

Pisar el escenario del Teatro Colón es, al menos en la Argentina, algo así como ser tocado por el Rey Midas. La sala tiene un prestigio enorme que va más allá de su impresionante acústica, y del lujo de sus instalaciones. El Colón tiene prestigio, ganado con años de producciones de gran nivel, con visitas de artistas inconmensurables, con ideas revolucionarias (no siempre) sobre el decir de un espectáculo, etc. Y allí estuvimos nosotros, nosotros y nuestro repertorio del Barroco Americano al que mucha gente considera "clase B". 

La Capilla tiene un trabajo sostenido durante años con el gran apoyo de nuestros coordinadores artísticos, Jorge Cometti y Leila Makarius. Hemos hecho conciertos en países diversos y lejanos, nos hemos presentado en festivales internacionales de altísimo nivel, tenemos grabaciones alabadas por la crítica. Sabemos bien lo que el grupo vale y puede, y disfrutamos de los elogios y buenos comentarios. Sin embargo, para "jugar en primera" nos faltaba llegar a ciertos sitios. Con el concierto del domingo nos aseguramos un espacio en la "primera división" de la música argentina.

Ahora hay que trabajar para mantenernos ahí. Sigue para nosotros el desafío, o quizás el verdadero desafío empezó el domingo. ¡Salud!

Posteo a continuación algunas fotos, sacadas por Mariana Cullen. Para revivir el concierto, para disfrutar de la belleza de ese marco, para que los que no quisieron ir puedan espiar por el ojo de la cerradura sin que nadie los vea....





miércoles, 6 de junio de 2012

Et de stercore erigens pauperem.




Durante el verano de 2003 fui convocado por el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco para formar allí un conjunto dedicado a la música del Barroco Americano. Tras un tímido y dudoso comienzo (algunos músicos que convoqué no quisieron participar porque no les pareció una propuesta del todo seria) hicimos un primer concierto a fines de mayo de ese mismo año. Tras nueve años ininterrumpidos de conciertos en Argentina, y después varias giras internacionales, hemos sido invitados a hacer un concierto en el ciclo "Intérpretes argentinos", del Teatro Colón.

Esta participación significa no sólo un reconocimiento a nuestro conjunto, sino también hacia nuestro repertorio. La música del Barroco en América ha pasado por diferentes etapas. Tras la rimbombante novedad, hace décadas, del descubrimiento de archivos musicales latinoamericanos, esta música tuvo un breve y florido momento de esplendor, para después caer en el olvido. El quinto centenario del descubrimiento de América (¡hace veinte años!) revitalizó el repertorio, pero con un interés exitista de parte de aquellos que aprovecharon la efeméride para lanzar un producto meramente comercial y no siempre artístico, lleno de exotismos que pudieran sorprender al público que siempre clama por novedades y rarezas. Pasada esta segunda euforia, el repertorio desapareció de ciertos ámbitos, o quedó relegado a coros amateur o cantantes de poca monta. Sin embargo hubo quienes tozudamente mantuvieron viva la llama y siguieron tocando, investigando, grabando y difundiendo el repertorio. Gracias al trabajo aparentemente invisible de todos los que durante estos últimos veinte años hicimos esta música, se fue tejiendo un espacio, también invisible, para el repertorio.Y es por eso que hoy forma parte de programas de concierto de conjuntos líderes en la interpretación historicista, que se mejoró la calidad de las producciones discográficas, y que tiene espacio en salas de referencia, como el Colón.

Uno de los salmos del oficio de vísperas que cantamos, el número 112 dice "Suscitans a terra inopem, et DE STERCORE ERIGENS PAUPEREM" ("levanta de la tierra al desvalido, y DEL ESTIÉRCOL HACE SUBIR AL POBRE). Le toca a la Capilla el galardón y el gozo de sacar al repertorio del basural musical en que varios lo tiraron para llevarlo al principal teatro de nuestro país, modelo y meca de cuantos disfrutamos de hacer y escuchar música. Brindamos a la vez por todos aquellos que sin darse cuenta nos ayudaron a allanar el camino hasta acá. Ojalá puedan acompañarnos el domingo. 

Si quieren saber más sobre el ciclo "Intérpretes argentinos", o cómo conseguir entradas para el domingo, hagan click aquí

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