Desde que comencé, hace unos meses a postear las fotos de detalles de puertas que saqué durante mi experiencia en el Camino de Santiago, comenzaron a suceder dos cosas. La primera es que la gente conocida que me encuentra en los sitios más diversos, saca en cualquier conversación el tema (¡Como si mi única actividad en la vida fuera postear puertas en el blog! jajajaa), y la segunda es que se me despertó una especie de sensibilidad especial a la palabra "puerta" dondequiera que aparezca publicada, escrita, mencionada.
Haciéndo una búsqueda de un texto barroco apareció, por una de esas casualidades de los buscadores de internet, el texto que posteo tras las fotos, un poema de Amado Nervo. Las puertas y quienes entran o salen por ellas han sido, evidentemente, un tópico favorito de muchos poetas.
¡Que disfruten de las imágenes y del texto, y que pasen un buen domingo!
Haciéndo una búsqueda de un texto barroco apareció, por una de esas casualidades de los buscadores de internet, el texto que posteo tras las fotos, un poema de Amado Nervo. Las puertas y quienes entran o salen por ellas han sido, evidentemente, un tópico favorito de muchos poetas.
¡Que disfruten de las imágenes y del texto, y que pasen un buen domingo!
POR ESA PUERTA
Amado Nervo
Por esa puerta huyó diciendo :«¡nunca!»
Por esa puerta ha de volver un día ...
Al cerrar esa puerta dejo trunca
la hebra de oro de la esperanza mía.
Por esa puerta ha de volver un día.
Cada vez que el impulso de la brisa,
como una mano débil indecisa,
levemente sacude la vidriera,
palpita más aprisa, más aprisa,
mi corazón cobarde que la espera.
Desde mi mesa de trabajo veo
la puerta con que sueñan mis antojos
y acecha agazapando mi deseo
en el trémulo fondo de mis ojos.
¿Por cuánto tiempo, solitario, esquivo,
he de aguardar con la mirada incierta
a que Dios me devuelva compasivo
a la mujer que huyó por esa puerta?
¿Cuándo habrán de temblar esos cristales
empujados por sus manos ducales,
y, con su beso ha de llegar a ellas,
cual me llega en las noches invernales
el ósculo piadoso de una estrella?
¡Oh Señor!, ya la pálida está alerta;
¡oh Señor, cae la tarde ya en mi vía
y se congela mi esperanza yerta!
¡Oh, Señor, haz que se abra al fin la puerta
y entre por ella la adorada mía!...
¡Por esa puerta ha de volver un día!
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