lunes, 25 de febrero de 2019

And the winner is...



  
Anoche, en la entrega de los Oscar, Green Book ganó varios premios: Mejor Película, Mejor Actor de Reparto y Mejor Guion Original. De todo esto me enteré por Twitter: no miré la entrega, no me preocupaba demasiado saber qué películas ganarían premios.

Aún así, cuando me enteré que ganó GREEN BOOK, no pude dejar de pensar en mi libro verde, el de Música Colonial Hispanoamericana, que para mí es otro ganador de ganadores, porque me siento súper orgulloso de ese trabajo, porque ha recogido muchos elogios, y porque me ha permitido llegar a gente a la que jamás imaginé que llegaría.

Aprovecho entonces a hacer un nuevo “homenaje” a mi libro, y copio a continuación algunos fragmentos de la reseña que escribió sobre mi trabajo la periodista chilena Romina de la Sotta Donoso, para el diario El Mercurio, de Santiago.

El volumen funciona como una introducción a una etapa particularmente prolífica de nuestra historia que estuvo olvidada. Se centra en la práctica musical, evita los conceptos complejos y las abstracciones, y entrega un relato ameno que vincula el contexto histórico y la música que sonó en América por tres siglos.

El volumen es de bolsillo y parte con la gran paradoja de la conquista: ¿Cómo pudo fundarse un mundo musical de tanta belleza en un modelo social tan poco inclusivo como el de las colonias españolas en América?

Explora largamente la febril actividad musical de las misiones jesuíticas en Sudamérica y cómo estos religiosos estudian y se apropian de la cultura local, con foco en lo lingüístico. "Los jesuitas aprendieron las lenguas indígenas antes que los pueblos y adaptaron a los indígenas a la vida europea, los vistieron, los peinaron y los pusieron a estudiar violín y órgano. A eso se suma que los indígenas americanos tenían un gran gusto por la música", detalla. Cuando fueron expulsados en 1767, los indígenas y mestizos que habían formado se redistribuyen por la región y siguen haciendo música.

Albino aborda también cómo funcionaban las capillas musicales y cuán diferentes fueron, según la riqueza local. Mientras la capilla de la Catedral de México tenía 35 músicos en 1647, la de Santiago se formó recién en 1721 y solo tenía un cantor, bajón, arpa, órgano y cuatro niños de coro, más el maestro. Es decir, parecía del siglo XVII.

(Reseña de Romina de la Sotta Donoso, publicada en Diario El Mercurio (Santiago de Chile). Para verla completa, pueden hacer click aquí)

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El libro está en venta a través de Mercado Libre (sólo en Argentina). También se puede comprar la versión ebook, o una versión papel contactándome directamente por tel/whatsApp al +5491157329575 o por mail, haciendo click aquí


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