martes, 28 de mayo de 2013

Sigue sonando la fiesta...


Con la Capilla del Sol (grupo que dirijo) nos presentamos el 18 de mayo en el Ciclo de Conciertos Pilar Golf estrenando nuestro programa "Vengan a la fiesta" (música de los conventos femeninos de la América Colonial). Hace unos días publiqué la crítica que escribió Margarita Pollini para Ámbito Financiero, hoy posteo a continuación el texto de la nota de Pablo Bardin para el Buenos Aires Herald. La crítica es "compartida", ya que se refiere a nuestro concierto y en los párrafos finales reseña también una presentación de la Academia Bach de Buenos Aires (para demarcar claramente cada sección, cambié el color de la tipografía en la sección que habla de la Academia). ah! es en inglés (lo lamento por aquellos que no comprendan el texto).

A continuación, y lleno de orgullo, posteo la nota: 

Welcome renovation from some musical groups
By Pablo Bardin, for the Herald

No matter the final result of the concert, I always welcome enterprise in programming, for it involves risk, considering the intellectual laziness of a high percentage of the audiences. So organisations and artists that do pioneering work in making known valuable but neglected repertoires have my sympathy and support.

“Our” Ramiro Albino, who prepares weekly his column Critic´s Choice for the Herald, is an expert on the Baroque, and ten years ago he founded at the Museo Fernández Blanco  Capilla del Sol, a vocal-instrumental ensemble fully dedicated to Latin-American Baroque. It wouldn´t be possible without the intelligent and sensitive work of the Museum´s Director, Jorge Cometti, and of the Musical Coordinator Leila Makarius. They fully understand the cultural weight and contribution to the diffusion of this music that Capilla del Sol symbolizes. The group has made two CDs and is waiting for the money to record as a third CD precisely what we heard in the concert I am reviewing:  “Vengan a la Fiesta” (“Come to the Feast or Celebration”): Music of the women´s convents of Colonial America.

For one reason or another last year I couldn´t attend any of the concerts of the Conciertos Pilar Golf subscription series. Now in their ninth season, they offer eight concerts programmed and presented by Graciela Nobilo. Although I feel that the total programming veers a bit too much to crossover, most of what they offer give those that either live in Pilar or have weekend houses at the countries of the area a stimulating night of music, generally with well-chosen artists. It´s worth doing the hour trip from our city to attend these concerts.

In this case they plunged into the unknown with Capilla del Sol´s two-part programme, presented with vehement enthusiasm by Albino. As it is a newly concocted project, I surmise that all was heard as a premiere.  Part I, “The Mass”, centered on a “Misa a duo y bajo de la escoleta (school) de Bethlehem (Colegio de San Miguel, Belén, México) by Mariano Soberanis; this rather beautiful music similar to contemporary eighteenth-century Spanish masses was heard interspersed with Verses for organ (short pieces usually in fugal style played between parts of  a mass) by Marcos Vega and Anonymous from Belén and Puebla. The First Part ended with “Con suavidad de voces” by the Mexican Juan de Vaeza, a “chansoneta” (“canzonet”) to accompany the profession of “Theresica la chiquita”, who entered  a Puebla convent.

The Second Part was “La Fiesta”, for there was festive music in the convents. We had a varied panorama. Three anonymous pieces from the Guatemalan Convent of Santa Eulalia: a charming “Pabanilla” (short pavan) for recorder, finely played by Albino; and two vocal pieces, “María de solo un buelo” (orthography was different then) and “Oy hazemos fiesta todas”, very spry. Then, a Bogotá seventeenth-century “villancico de negros”, for indeed black people had their own Christian music (I suppose there were black nuns). An unannounced piece for two voices took the place of another that was in the hand programme. Then, “Para divertir al niño” (a reference to the infant Christ) by the Lima composer Eustaquio Franco Rebollo. And finally, “Oygan, escuchen, atiendan” by Manuel de Mesa y Carrizo, from Sucre´s National Archive, a “jacarilla” (short “jácara”, a tune for singing and dancing) for the Conception of Our Lady. Charming, joyful music, with a popular feeling.

In this particular instance Capilla del Sol was integrated by four sopranos, two contraltos and six players. Although there were a few vocal discordances and the organ playing wasn´t completely accurate, the spirit of the music was strongly communicated. Albino´s arduous work of finding the materials and infusing them with life was admirable. Some of the sources were provided by such illustrious musicologist friends of mine as Waldemar Axel Roldán and Diana Fernández Calvo. An excellent interview of Albino by Daniel Varacalli Costas gave first-rate information in the hand programme.

Once a year the Academia Bach occupies for two nights the wonderful main hall of the Museo Larreta, with its ideal intimate ambience and acoustics for the Baroque. This time our best young cellist, José Araujo, gave a recital accompanied by harpsichordist Matías Targhetta. The programme followed the central idea of this year´s cycle: Bach and the Dresden Court. From Johann Sebastian, two important works: the “Italian Concerto”, played correctly rather than brilliantly by Targhetta; and the very difficult Suite Nº 6, where Araujo gave us  good work, with manly, true sound and clean articulation; some small smudges made no serious dent on his accomplishment. This Suite has the added problem of having been written for a five-stringed “viola pomposa”, an instrument similar to the cello but with an ampler range of three octaves; to play it in the four-stringed cello is quite a feat.

The other pieces were by Italians that worked at or for the Dresden Court. Francesco Veracini´s “Overture and aria” for cello and continuo (harpsichord)  was interesting and chromatic, though it´s a pity that in a programme of the Academy we heard a transcription rather than an original. From Nicola Porpora, a beautiful Sonata in F por cello and continuo in the “da chiesa” mold (slow-fast-slow-fast). And from Vivaldi, a Sonata of the same type in A minor, RV 43. All this music was finely played, with taste and style, by the artists. The presentation was, as usual, by Mario Videla.

Pablo Bardin

lunes, 20 de mayo de 2013

fin de fiesta

El sábado pasado nos presentamos, con la Capilla del Sol en el Ciclo de Conciertos Pilar Golf, en la provincia de Buenos Aires. Estrenamos un programa dedicado por completo a la música de los conventos de monjas en las colonias españolas de América. Aquí la crítica que escribió Margarita Pollini, y que apareció publicada en el diario Ámbito Financiero del lunes 20 de mayo (Gracias Margarita, y gracias a todos los que nos acompañaron en el concierto!)





El Barroco Colonial celebró su fiesta

Por: Margarita Pollini 


(crítica del concierto de la Capilla del Sol en Pilar Golf, el sábado pasado)

La presentación de la Capilla del Sol (el grupo residente del Museo de Arte Hispanoamericano "Isaac Fernández Blanco" de esta ciudad) en el marco de la temporada de Conciertos Pilar Golf se plasmó en una propuesta inusual. Su director, Ramiro Albino, especialista en el repertorio colonial latinoamericano, se adentró esta vez en las músicas que resonaban en los conventos de monjas de los siglos XVII y XVIII en México, Colombia, Guatemala, Perú y Bolivia, y el resultado, más allá de su innegable valor musicológico, fue de absoluto disfrute no sólo por la calidad de las piezas interpretadas sino por las refinadas y vivaces versiones que se pudieron escuchar.

El título del concierto remite a los versos que Sor Juana Inés de la Cruz (la más célebre religiosa y mujer de letras de la América barroca) escribiera con motivo de la profesión de una monja: "Vengan a la fiesta, vengan, señores, que hoy se casa una niña, y es por amores", pero también a la fiesta en tanto que celebración de las festividades cristianas, en el interior de los conventos. 

De esta manera la propuesta estuvo dividida en dos, y abarcó un amplísimo rango de estilos y lenguajes. En la primera parte se pudo escuchar música para la liturgia, entre la que cabe destacar una hermosa "Misa a dúo y bajo de la escoleta de Bethlehem" de Mariano Soberanis y "Con suavidad de voces", "chansoneta" para la profesión de una monja del convento de la Santísima Trinidad de Puebla de los Ángeles. La segunda, dedicada a la música festiva, entusiasmó más al público por su rítmica y su espíritu. Así desfilaron tres piezas anónimas del Convento de Santa Eulalia de Guatemala (sorprendió la refinada "María de solo un buelo"), el villancico negro colombiano llamado "Toca la flauta" de Antonio Torices, el "Villancico al Nacimiento" de José de Cascante, la lúdica "Para divertir al niño" del peruano Eustaquio Franco Rebollo y la jacarilla "Oygan, escuchen, atiendan" de Manuel de Mesa y Carrizo (Sucre). 

Además de su bagaje cognitivo y su experiencia, Albino cuenta con un grupo de músicos consumados en su arte y avezados en este repertorio, seis cantantes (una de ellas, Adriana Sansone, debió limitarse a tocar -muy bien- la percusión por una indisposición vocal) y cinco instrumentistas que forman un sólido y al mismo tiempo expresivo tejido. Entre las primeras (Soledad de la Rosa, Silvina Sadoly, Flora Gril, Verónica Canaves y Beatriz Moruja), De la Rosa brilló por la flexibilidad de su línea y su emisión de armónicos capaces de desafiar la muy seca acústica de la sala. Evar Cativiela (vihuela), Gabriela Guembe (viola da gamba), Eduardo Rodríguez (bajón), Federico Ciancio (arpa) y la gran organista uruguaya Cristina García Banegas constituyeron un exquisito sostén instrumental.

"Vengan a la fiesta: música en los conventos femeninos de la América colonial". Capilla del Sol. R. Albino (flauta y dirección). (Ciclo de conciertos Pilar Golf, 18 de mayo).

martes, 19 de marzo de 2013

artesanías para escuchar



Facebook, que se ha convertido para mí en una utilísima agenda de efemérides y celebraciones que de otro modo pasarían inadvertidas, me recuerda hoy a través de los posteos de mis contactos que es el DÍA DEL ARTESANO. La explicación es que hoy, 19 de marzo, es la fiesta de San José, y que se lo recuerda como carpintero ejemplar, lo que revaloriza su trabajo en el taller, extendiéndose la celebración a todos aquellos que desde su trabajo crean piezas únicas. 

Recordé entonces la nota que posteo a continuación, escrita hace algunos años para Revista Sinfónica (Montevideo), y retocada ahora para este espacio. Me alegra compartirla hoy con ustedes.

¡Feliz día, especialmente a todos los colegas de la artesanía musical! 

Artesanías para escuchar

"No consideramos que la belleza (lo agradable) de la música no está en la uniformidad, sino en la diversidad. (...) Si todos los músicos tocaran con la misma eficacia y gusto, perderíamos la mayor parte del placer de la música, por la falta de esa agradable variedad".

Johann Joachim Quantz
(compositor y flautista alemán, 1697 – 1773)

Es común, a la salida de un concierto, que la gente haga un supuesto alarde de "buen gusto", refinamiento o erudición diciendo frases tan amplias y al mismo tiempo tan vacías como - ¡Qué artista!. Tienen razón. Nadie duda que Martha Argerich es una artista, lo mismo que Cecilia Bartoli, James Levine, Anne Sophie Mutter o John Eliot Gardiner. Esto es muy lógico, ya que la formación musical se recibe en talleres, facultades o institutos "de arte", y se supone entonces que quien se forma en ellas deviene en "artista". (también hay otras muchas influencias en esta denominación: usos sociales, presencia de los medios masivos, etc.).

Lo que quizás no sepamos es que esta denominación no existía en el largo período que va del Renacimiento al Barroco, al menos con el significado que le damos hoy en día. Si conociéramos los comentarios de los burgueses o nobles que asistían a conciertos en el siglo XVII o XVIII seguramente se referirían a muchas cosas, pero no a este "arte".

Estas ideas, en gran parte, son heredadas del Romanticismo: la imagen del artista como ser especial, un hombre que fue tocado con una ignota varita mágica que lo hace distinto, y por eso se le debe aguantar todo cuanto haga. La sociedad, en nombre del "arte", demuestra una tolerancia absoluta con los pedidos y actitudes de sus artistas, aunque sean ridículos.

Y ocurre que hasta lo que hoy llamamos Clasicismo las cosas eran muy diferentes. En aquel momento ni el intérprete ni el compositor eran considerados artistas, sino simplemente "músicos" (igual que el pintor o el escultor, que eran considerados "pintor" y "escultor" pero no "artistas"), y es que el concepto de "arte" era otro. El arte no era esa cosa intangible, innata y digna de alabanza que hoy se admira y se persigue, sino sólo un sistema de reglas que surgen de la experiencia y que voluntariamente pueden perfeccionarse para llegar a un fin que evite lo azaroso. Entonces, por ejemplo, un sombrerero seguía un "arte de hacer sombreros", donde nada estaba fuera de su control, y lo mismo un panadero, un sastre, un ebanista, o un músico.

Es claro que había músicos famosos, que algunos compositores o intérpretes eran reconocidos por su excelencia en el momento de escribir, tocar o cantar, pero la gran mayoría de los que llenaban las orquestas, cantaban en la iglesia o encarnaban papeles en óperas eran nada más (¡y nada menos!) que músicos, y no "Artistas", es decir artesanos que trabajaban con la música, y para eso habían recorrido un camino largo de técnica, de entrenamiento y de aprendizaje que le permitía ocupar su lugar de trabajo. El músico, con sus instrumentos o su voz (tomada como instrumento) manejaba uno de los materiales menos comprensibles: el sonido. Y aquí está el nudo de este asunto: quien hacía eso no era un artista (según el sentido actual del término) sino un manipulador del sonido. De manera automática, desde el instante, en el que comprendemos la idea rectora del hacer música durante la Edad Media, el Renacimiento o el Barroco, cambia para nosotros la idea de estos estilos en sí mismos, de su praxis y su escucha.

Si tenemos clara esta idea comprenderemos por qué la técnica de interpretación puede ser tan diversa, y dejaremos de tener a los instrumentos antiguos por "imperfectos", comenzando a considerarlos "abiertos" a lo que uno quiera hacer con ellos, mientras que sus pares modernos no aceptan más que una sola, o unas pocas, maneras de tocar que se estandarizaron durante el Clasicismo y se encorsetaron en el Romanticismo, hasta que en el siglo XX, poco a poco, se retomaron viejas libertades, pero eso ya es otro tema.

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