El sábado pasado nos presentamos, con la Capilla del Sol en el Ciclo de Conciertos Pilar Golf, en la provincia de Buenos Aires. Estrenamos un programa dedicado por completo a la música de los conventos de monjas en las colonias españolas de América. Aquí la crítica que escribió Margarita Pollini, y que apareció publicada en el diario Ámbito Financiero del lunes 20 de mayo (Gracias Margarita, y gracias a todos los que nos acompañaron en el concierto!)
El Barroco Colonial celebró su fiesta
Por: Margarita Pollini
(crítica del concierto de la Capilla del Sol en Pilar Golf, el sábado pasado)
La presentación de la Capilla del Sol (el grupo residente del Museo de Arte
Hispanoamericano "Isaac Fernández Blanco" de esta ciudad) en el marco
de la temporada de Conciertos Pilar Golf se plasmó en una propuesta inusual. Su
director, Ramiro Albino, especialista en el repertorio
colonial latinoamericano, se adentró esta vez en las músicas que resonaban en
los conventos de monjas de los siglos XVII y XVIII en México, Colombia,
Guatemala, Perú y Bolivia, y el resultado, más allá de su innegable valor
musicológico, fue de absoluto disfrute no sólo por la calidad de las piezas
interpretadas sino por las refinadas y vivaces versiones que se pudieron
escuchar.
El título del concierto remite a los versos que Sor Juana Inés
de la Cruz (la más célebre religiosa y mujer de letras de
la América barroca) escribiera con motivo de la profesión de una monja: "Vengan a
la fiesta, vengan, señores, que hoy se casa una niña, y es por amores",
pero también a la fiesta en tanto que celebración de las festividades
cristianas, en el interior de los conventos.
De esta manera la propuesta estuvo dividida en dos, y abarcó un amplísimo
rango de estilos y lenguajes. En la primera parte se pudo escuchar música para
la liturgia, entre la que cabe destacar una hermosa "Misa a
dúo y bajo de la escoleta de Bethlehem" de Mariano
Soberanis y "Con suavidad de voces",
"chansoneta" para la profesión de una monja del convento de la
Santísima Trinidad de Puebla de los Ángeles. La segunda, dedicada a la música
festiva, entusiasmó más al público por su rítmica y su espíritu. Así desfilaron
tres piezas anónimas del Convento de Santa Eulalia de Guatemala (sorprendió la
refinada "María
de solo un buelo"), el villancico negro colombiano llamado
"Toca
la flauta" de Antonio Torices,
el "Villancico
al Nacimiento" de José de Cascante, la lúdica
"Para divertir al niño" del peruano Eustaquio Franco Rebollo y la
jacarilla "Oygan, escuchen, atiendan" de Manuel de Mesa
y Carrizo (Sucre).
Además de su bagaje cognitivo y su experiencia, Albino cuenta
con un grupo de músicos consumados en su arte y avezados en este repertorio,
seis cantantes (una de ellas, Adriana Sansone, debió
limitarse a tocar -muy bien- la percusión por una indisposición vocal) y cinco
instrumentistas que forman un sólido y al mismo tiempo expresivo tejido. Entre
las primeras (Soledad
de la Rosa, Silvina Sadoly, Flora Gril, Verónica Canaves y Beatriz Moruja), De la Rosa brilló
por la flexibilidad de su línea y su emisión de armónicos capaces de desafiar
la muy seca acústica de la sala. Evar Cativiela (vihuela), Gabriela
Guembe (viola da gamba), Eduardo
Rodríguez (bajón), Federico Ciancio (arpa)
y la gran organista uruguaya Cristina García Banegas constituyeron
un exquisito sostén instrumental.
"Vengan a la fiesta: música en los conventos
femeninos de la América colonial". Capilla del Sol. R. Albino (flauta y
dirección). (Ciclo de conciertos Pilar Golf, 18 de mayo).
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