domingo, 10 de julio de 2011

(puertas del Camino, decimocuarta entrega)

Otro domingo, con cinco nuevas fotos de puertas del Camino de Santiago.
  • Un fragmento de inmensa decoración de hierro en una puerta de iglesia
  • Una puerta que alguna vez fue señorial, pero que ha sido perforada para poder cerrarla con una cadena
  • Otra con un orificio por el que se ve un manchón de pasto
  • La penúltima más propia de una casa señorial o solariega, con tachas y un cerrojo decorado de modo austero
  • Y finalmente una puerta cuya cerradura es un escudo episcopal (puerta del Obispado de León)
¿Qué hay detrás de cada una?, ¿Habrá realmente eso que imaginamos?.

Siempre queda la incógnita, el espacio para la fantasía, un poco de misterio sobre la ubicación de cada puerta y toda la carga que cada uno de nosotros quiera ponerle a cada una.

¡Feliz fin del domingo de elecciones, para mis amigos que viven en la Ciudad de Buenos Aires!






viernes, 8 de julio de 2011

buen viaje, mejor retorno

La vida profesional que he elegido, y que me hace feliz día a día, incluye una importante cantidad de viajes. Todo el tiempo estoy yéndome y llegando de algún sitio. Hablo mucho del tema con amigos, y hace poco les preguntaba a varios ¿Cuál es el mejor momento de los viajes? (no importa si sean de trabajo, o de placer). Muchos opinan que lo mejor es IRSE, estar en el avión, llegar al aeropuerto o a la estación, y que a medida que se acerca la vuelta las cosas se ponen peores. Yo opino todo lo contrario. Por supuesto que me encanta irme, y que a veces vivo realidades que superan ampliamente el confort de mi casa o mis costumbres (hoteles lujosos o lujosísimos, comidas magníficas, paisajes, lugares, diversiones, oportunidades laborales únicas, etc.), pero sin embargo sigo opinando que el mejor momento de un viaje es la vuelta a casa, a reencontrarme con mis afectos, con mis objetos, con mi vidita diaria que parece insignificante pero a mí me encanta.

Quizás piense así porque aún antes de llegar de un viaje ya estoy planificando u organizando el otro. Poco importa: me encanta volver.

Y hoy pensando en eso recordé el madrigal ANCHOR QUE COL PARTIRE, que tanto ha seducido a los músicos desde su composición en el siglo XVI. Hay muchísimas versiones cantadas e instrumentales, de autores de lo más diversos (recomiendo un tour por You Tube, se llevarán sorpresas). Hoy elegí compartir con ustedes esta versión cantada por Roberta Invernizzi, que como buena italiana sabe decir el texto con todas sus inflexiones (debajo del video tienen el texto en italiano y una traducción al castellano). ¡Que lo disfruten!, y si se van de vacaciones de invierno, recuerden este post al volver a casa.





ANCHOR CHE COL PARTIRE
(Cipriano da Rore)

Anchor che col partire
io mi senta morire,
partir vorrei ognhor,
ogni momento;
tanto é il piacer ch'io sento
nella vita ch'aquisto nel ritorno.
E cosí mille, mille volte'l giorno
partir da voi vorrei;
tanto son dolci gli ritorni miei.

Aunque con el partir
yo me sienta morir,
partir querría siempre,
a cada momento;
pues es tanto el placer que siento
en la vida que me espera al volver.
Y así, mil y mil veces
partir de vos querría;
así de dulces son mis retornos.

domingo, 3 de julio de 2011

... la que nos da paz, aún en medio del desastre (puertas del Camino, decimotercera entrega)

Posteo una nueva entrega de cinco fotos de puertas de las que saqué hace dos años en el Camino de Santiago. Tal como comenté hace un par de semanas, recibo permanentemente mails o comentarios de amigos o conocidos, acerca de estas fotos, y de lo que van provocando en quienes las miran domingo a domingo. Es increíble, es magnífico, y me llena de felicidad.

Tras las fotos posteo fragmentos de un mail que me mandó una lectora que siempre está en la búsqueda, y que siempre agradece las posibilidades de seguir indagando.






Además de ver en tu blog hermosas artesanías, es muy interesante el tema.

Pueden ser puertas verdaderas o falsas, de realidad o de ilusión, de búsqueda interior o de reconocimiento ajeno, pueden significar tantas cosas distintas como mentes haya. Y también puede suceder que después de mucha búsqueda se abra una puerta, "esa" que tanto buscábamos sin saber cuál era, la que nos da paz aún en medio del desastre, la que nos da la certeza indestructible de que somos mucho más que una maquinaria que se deteriora. Ya después de eso no importa qué puerta aparezca en el camino, podemos elegir abrirla o no, igual que antes, pero la forma de franquearla no va a ser igual, no vamos a estar atados a los
condicionamientos educacionales o sociales porque hicimos un quiebre.

No digo que sea fácil, pero vale la pena, más aún, creo que es una de las cosas primordiales que vinimos a aprender a esta tierra.

Mirta R. (lectora del blog, y fiel oyente de mis espacios de radio).

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