sábado, 2 de julio de 2016

Misiones jesuíticas: de templos y dignidades

El templo de la reducción de Concepción, en Chiquitos, Bolivia

Continúo posteando fragmentos de lo que será mi nuevo libro, dedicado a la Música Colonial Latinoamericana. Esta vez el texto es de mi autoría, y forma parte del capítulo sobre la música en las reducciones jesuíticas, pero al extraerlo me dí cuenta que funciona como breve párrafo autónomo. Aquí va:


En el contexto estético-artístico impuesto e imperante en la vida reduccional, el magnífico templo y su emplazamiento eran no era sólo un espacio escenográfico en el que se rezaba y proclamaba la palabra divina, donde luces y colores estaban estudiados según un programa retórico que servía de brújula a la imaginación de los indios para guiarlos a otra realidad, sino que el edificio y sus objetos predicaban la fe, y a través de su magnificencia se garantizaba a esos nuevos cristianos de piedad sensible y educada en la belleza, que el Dios de los misioneros era grande y que así sería el gozo de la Vida Eterna. Es por esto que ser músico era una dignidad, porque ese oficio permitía pasar más tiempo en la iglesia, en contacto tangible con el mundo divino. Se explica así también por qué tantos padres deseaban que sus hijos accedieran al servicio musical en las capillas de los pueblos y por qué los misioneros querían tanto a sus músicos a los que a veces consideraban “mejores” que el resto.

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El libro aún no está listo, espero terminarlo en un mes, y publicarlo en el mes de septiembre. Ya habrá novedades!

viernes, 1 de julio de 2016

El Barroco y los sentidos...



Estoy escribiendo un libro sobre música colonial americana (que espero terminar en un mes), y eso me lleva a lecturas, reflexiones e ideas que permanentemente van y vienen desde el diálogo con colegas, la elucubración sobre artículos leídos o la sorpresa de encontrar, donde menos lo creo, inspiración o argumentos.

Y encuentro tantas cosas con peso conceptual, y a la vez tan bien escritas, que decidí comenzar hoy una serie de citas de lo que leo, porque me gustan, porque ayudan a pensar, y porque sé que hay quienes disfrutarán de conocer nuevos autores.

Comienzo hoy con un fragmento del artículo “La lumbre de la zarza, un arte entre ascética y mística”, de Alfonso Alfaro, en el que en pocas (y hermosas) palabras se refiere al mundo del barroco. Que lo disfruten!

"Entre los siglos XVI y XVIII floreció, por primera vez en la historia, un sistema de signos que apelaba a cada uno de los sentidos y que era capaz de entrar en contacto con todas las civilizaciones. Paradójicamente, fue también el último de los lenguajes occidentales que logró ser verdaderamente transversal: sus voces polisémicas eran accesibles al mismo tiempo a los diversos estratos de una sociedad, podían ser escuchadas por los sabios y los sencillos, los señores y los esclavos, los habitantes de las metrópolis y los indígenas de los más alejados puestos de misión.

Su vertiginoso refinamiento conceptual tenía como contrapartida una exuberante intensidad emotiva: apelaba simultáneamente a la razón analítica y a la emoción visceral. Estimulaba los goces de los sentidos, pero hacía continua referencia a la necesidad de dominarlos, y alentaba a utilizarlos como instrumentos de evocación, como peldaños para experiencias mucho más altas.

Sus formas prolijas, que intentaban representar todas las realidades perceptibles e imaginables, asumir todos los elementos del universo, eran sólo un vehículo para pasar de lo visible a lo invisible, de las criaturas al creador…"

Alfonso Alfaro
La lumbre de la zarza, un arte entre ascética y mística
Artes de México Nro. 70 (2004), pág 63




miércoles, 8 de junio de 2016

Letra de A Siolo Flasiquiyo

Para el programa de hoy de Radio Nihuil, les propongo escuchar un villancico mexicano, de Juan Gutierrez de Padilla. Aquí la letra, para los que quieran seguirla mientras escuchan.

A disfrutar!


A siolo flasiquiyo
¿que manda siol Thome?
¿tenemo tura trumenta
templarita cum cunsielta?
Si siolo ven pote
auisa bosa misé,
que sa lo moleno ya,
cayendo de pularrisa
y muliendo pol bayla

llamalo llamalo aplisa
que a veniro lo branco ya,
y lo niño aspelandosa,
y se aleglala, ha ha ha ha,
con lo zambamba, ha ha ha ha,
con lo guacambe con lo cascave

Si siñolo Thome
repicamo lo rrabe
ya la panderetiyo Anton
baylalemo lo neglo al son.

Responsion:
Tumbucutu cutu cutu
y toquemo pasito querito
no pantemo a lo niño sesu.
Turu neglo de Guinea
que venimo combirara
A detla e su criara,
munglave con su liblea
y pluque lo branco vea
quere branco nos selvimo
con vayal de un tamo plimo
y haleme a lo niño bu.

De merico y silujano
se vista Mi[n]guel aplisa
pues nos culase su clisa
las helilas con su mano
bayle el canario y viyano
mas no pase pol deltas
de mula que da lasas
de toro que dira mu.
Antoniyo con su sayo
que tluxo re pueltorrico
Saldra vestiro re mico
y Miguel de papangayo
y quando yegue adorayo
al niño le dira asi
si tu yo lamo pol mi
yo me aleglamo pol tu.

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