Rinaldo, en plena función el martes pasado en el Colón |
El Teatro Colón está presentando el estreno nacional de la ópera Rinaldo (1711) de Handel. Me encargaron el comentario para el programa de mano, que se entrega al público en todas las funciones. Sabiendo del interés que ha sucitado esta ópera en buena parte del público porteño, y pensando también en aquellos que la escucharon por radio o en aquellos que quieran saber más sobre esta ópera, posteo a continuación el texto. ¡Ojalá lo disfruten y aprovechen!
Comentarios para el Programa de Mano del estreno nacional en el Teatro Colón
Buenos Aires, junio de 2012
El siglo
XVII en Inglaterra fue políticamente y socialmente complicado. Las idas y
vuelta de la monarquía y los problemas religiosos que afectaron a la isla
tuvieron obvias repercusiones en el mundo artístico. Cuando la Commonwealth
suspendió las capillas musicales durante buena parte del siglo XVII, se cortó
con los semilleros de músicos y de compositores. La Restauración, de la monarquía
(1660)permitió nuevamente crear coros y conjuntos instrumentales en los que se
hiciera música y además se formara a nuevos creadores del arte musical. John
Blow y su brillante alumno Henry Purcell intentaron sin éxito crear una ópera
nacional. El joven Purcell murió en 1695 y su maestro en 1708.
De forma paralela, durante el último cuarto
del siglo XVII ocurre otro fenómeno interesante, al surgir los primeros
conciertos públicos (algo que hoy nos resulta tan obvio y cotidiano: pagar una
entrada en una sala para escuchar música), Londres se convierte en una suerte
de “capital” de los conciertos en Europa. Fue por esta razón que muchos músicos
del continente se trasladaron a Inglaterra, entre ellos Loeillet, los hermanos
Sammartini, Bononcini, Ariosti, Porpora, Pepusch, Hasse y Handel.
El cambio
de siglo hizo que la música italiana se impusiera como moda en buena parte de
la Europa continental, y que obviamente el estilo entrara a Inglaterra. Sin una
ópera “nacional” inglesa, dos años más tarde de la muerte de Blow se cantó en
Londres, por primera vez, una ópera en italiano a cargo de un elenco
completamente italiano, fue «Almahide», de Giovanni Battista Bononcini. A fin
de ese mismo año Handel llegó a Inglaterra.
Ante la solicitud de un
primer trabajo escénico para Londres, Handel, que había trabajado los últimos
años en Italia, y que tenía un especial interés por su música, aprovechó el
terreno preparado por sus predecesores, y se lanzó con una historia en
italiano. La idea fue de Aaron Hill, empresario y director del Queen’s Theatre
(que más tarde se llamaría King`s Theatre), donde se haría el estreno, quien
eligió el tema de la ópera y mandó hacer un libreto italiano. El empresario,
habil y visionario, pidió la música a Handel y el libreto a Giacomo Rossi,
quien se basó en el texto traducido al inglés para llevarlo entonces nuevamente
a su lengua original, haciendo una doble traducción que terminó quitándole
calidad literaria.
El
texto que da origen a la historia es el poema épico La Gerusalemme Liberata, de
Torquato Tasso. La historia cuenta el asedio a Jerusalen en época de las
cruzadas, con un importante y confuso tejido de historias amorosas y mágicas
que pretende remedar el estilo clásico, mezclando lo verosímil con lo
fantástico desde una fuerte óptica religiosa. El texto, publicado oficialmente
en 1581, vio la luz en el momento preciso de ebullición de la Contrarreforma, y
su tema fue idealizado como deseo de unión de la cristiandad y de lucha contra las herejías.
Paralelamente ofrece una nueva mirada sobre las protagonistas femeninas
(Armida, Erminia y Clorinda), otorgándoles la impotancia y nuevo valor como
mujeres, tema que tuvo gran desarrollo al inicio del Barroco.
El poema de Tasso, que tuvo grandísima
repercusión en toda Europa, dio origen a diversas manifestaciones artísticas.
Antes de la ópera de Handel, en lo musical son especialmente atractivos los
madrigales y canciones de Giaches de Wert (1595) y Biagio Marini (1620), el
Combattimento di Tancredi e Clorinda de Claudio Monteverdi (1624) y las óperas
“Il Tancredi” de Girlolamo Giacobbi (1629), “Erminia sul Girodano” de
Michelangelo Rossi (1633), “Armida” de Benedetto Ferrari (1639), “Armida” de Marco Marazzoli (1641), “Armida” de Jean-Baptiste Lully
(1686), “La Gerusalemme liberata” de Carlo Pallavicino (1687), “Gli avvenimenti di Erminia e di Clorinda” de Carlo Francesco Pollarolo (1693), “Amori di Rinaldo con Armida”
de Teofilo Orgiani (1697), “Tancréde” de André Campra (1702), “Armida abbandonata”
de Giovanni Maria Ruggieri (1707), “Armida al campo”,
de Giuseppe Boniventi (1708), “Armida regina di Damasco”, de Teofilo Orgiani (1711) . Después de 1711,
el tema siguió prestándose a óperas de importantes compositores como Vivaldi
(1718), Albinoni (1726), Geminiani (1754), Jommelli (1770), Salieri (1771),
Gluck (1777), Haydn (1784), Rossini (1817) y Dvorak (1904)
El libreto de Hill cambia elementos e ideas del poema de
Tasso, actualizándolo para su público, y otorgándole un mayor interés teatral.
Es por eso que realza la atracción que siente Argante por Armida, y la falta de
interés de Rinaldo hacia ella (cuando la sacerdotisa está fuertemente enamorada
de él). De modo paralelo, introduce elementos que deberían estar fuera del
contexto cronológico e ideológico de la obra, como menciones a personajes de la
mitología griega (cuando Argante invoca a Alecto y a Marte en su primera
intervención), o el final fuertemente cristiano en el que Armida se convierte,
cuando en el poema original eso puede vislumbrarse como una posibilidad remota.
Por otra parte, se evidencia la relación entre libretista y compositor cuando
en la ópera hay copia textual de fragmentos de otras óperas, como el aria de
Argante “Basta che sol tu chieda”,
que es cantada con el mismo texto por el personaje de Claudio, en Agrippina
(cuyo libreto es de Vincenzo Grimani).
Sobre el libreto, Handel
compuso la ópera en sólo dos semanas, reutilizando mucho material musical de
obras compuestas en sus años de vida en Italia (1706 – 1710). La grandeza de la
música, un excelente elenco de celebridades, y los espectaculares efectos escénicos
de maquinaria utilizados para crear el ambiente mágico de la historia
disimularon las deficiencias del libreto, logrando unánime aceptación del
público. Por su parte, Handel incluyó arias con presencia fundamental de
improvisaciones del clave, a su cargo, lo que también le sirvió como carta de
presentación como instrumentista y habil improvisador (felizmente estos
fragmentos fueron memorizados y escritos por William Babel, por lo que hoy
pueden volver a ser escuchados).
Tan grande fue el éxito del
estreno de Rinaldo, que la ópera se repitió quince veces en la misma temporada.
Durante los años subsiguientes continuaron las repeticiones: nueve en 1712, dos
en 1713, once en 1714. Como la ópera era un género vivo, cada temporada había
cambios y ediciones a cargo del compositor, adaptándola a los diferentes
elencos y posibilidades escénicas. En vida del compositor, esta ópera fue
también interpretada en Dublin, Hamburgo (traducida al alemán) y Nápoles. Fue
la obra de Handel que más se repitió en su vida.
Todos los roles principales
del estreno, que tuvo lugar el 24 de febrero, fueron cantados por italianos.
Las dos sopranos eran Isabella Girardeau (Almirena) y su supuesta rival
Elisabetta Pilotti-Schiavonetti (Armida). La contralto Francesca Vanini-Boschi
(Goffredo) y su esposo el bajo Giuseppe Boschi (Argante) también eran
italianos, y conocían a Handel tras haber cantado en su Agrippina un año antes
en Venecia, por lo que fueron convocados. El rol principal lo tuvo el castrado
Nicoló Grimaldi, y Valentino Urbani, también castrado, cantó la parte de
Eustazio. El napolitano Grimaldi, conocido como „Nicolini“ tenía una amplia
carrera en Italia, donde era conocido por su virtuosismo, Urbani por su parte
estaba en decadencia, pero tras varios años de escena en Londres, tenía
excelente reputación como actor. El elenco cambió en las sucesivas
representaciones, sólo Elisabetta Pilotti cantó su rol en todas las temporadas
en que se repitió este título.
Esta ópera
contiene algunos de los fragmentos más famosos y conocidos de la producción
handeliana. Todo el público identifica el aria “Lascia ch’io pianga”, compuesta
originalmente como una sarabanda para la ópera Almira y luego reelaborada con
otro texto para el oratorio “Il trionfo del Tempo e del Disinganno”, en 1708.
Menos famosas, pero también muy conocidas son las arias “Cara Sposa” y “Venti
turbini”, ambas cantadas por Rinaldo, o “Sibilar gli angui d'aletto”, cantada por
Argante (reelaboración de un aria virtuosa de la cantata Aci, galatea e
Polifermo).
Como las otras óperas serias de
Handel, Rinaldo cayó en el olvido
durante aproximadamente doscientos años. Rinaldo fue exhumada a nivel
profesional en la Opernhaus Halle, en el Festival Handel de 1954. Hubo un par
de versiones en las décadas de 1929 y 1930, pero aparentemente no fueron
completas ni escenificadas. Avances musicológicos, y un gran desarrollo de las
versiones historicistas, nos permiten disfrutar a pleno de esta obra, a
trescientos años de su estreno, por primera vez en la Argentina y con un elenco
vocal e instrumental de fuerte presencia local.
Ramiro Albino
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