Posteo hoy un texto que escribió mi amiga Gabriela Guembe.
Monteverdi siempre estuvo "entre nosotros", pero más en estos días que se aproxima un concierto que haremos junto a otros amigos. Lo tenemos en la cabeza estas semanas, y Gabriela tiene calidad y palabras justas para decir lo que nos pasa por el corazón.
¿Por qué Monteverdi?
No les pasa, amigos músicos, que a veces se sienten constreñidos en esto de ser intérpretes? No les tenemos un poquito de envidia a los pintores, a los escritores, que crean su propia expresión? Sí... siempre se nos dice que en las artes como la música o el teatro, hace falta la mediación del intérprete... Lo cual sin dudas es cierto (Y no vamos a dejar de decir que tocar la música que otros genios compusieron es una experiencia maravillosa!)
Pero cuando lo que nos gusta es la música antigua, además, se suman otras dudas... por qué tocar esta música tan lejana en tiempo y geografía? No debería uno, como intérprete del siglo XXI, mediar la música que hoy se compone?
Pero en estos días me vuelven las certezas: cómo no maravillarse una y otra vez, con páginas como la del madrigales "Hor che'l ciel e la terra", con "Ed e pur dunque vero", de Claudio Monteverdi? Y no es una maravilla este texto a la que el visionario de Monteverdi le puso música...:
"Rosa del cielo, vida del mundo y digno descendiente de aquel que rige el universo, sol, tú, que todo lo rodeas y que todo lo ves, dime: ¿has visto alguna vez, en tu carrera entre las estrellas, un amante más alegre y feliz que yo? Fue muy feliz, el día, amor mío, en que te vi por primera vez, y más feliz la hora en la que suspiraba por ti, porque tus suspiros respondieron a los míos. Fue muy feliz el momento en que tú me tendiste tu blanca mano como prenda de la pureza de tu fe. Si hubiese tenido tantos corazones como ojos tiene el cielo eterno, y vegetación (como) esas amables colinas en el verde mes de mayo, todos hubieran sido colmados y desbordados por el placer que me proporcionó, ese día, la felicidad."
Esta belleza resiste todos los embates del tiempo y todos los cambios de parecer y de humor de la humanidad. Esta música y esta poesía nos sigue hablando hoy! Es emocionante sentir que hay un puente entre estas sensibilidades del siglo XVII y la nuestra, y que podemos intentar llevarla a otros seres humanos, que como nosotros, vibran en simpatía con los grandes temas: el amor, la felicidad, la decepción, las preguntas sin respuesta.
No les pasa, amigos músicos, que a veces se sienten constreñidos en esto de ser intérpretes? No les tenemos un poquito de envidia a los pintores, a los escritores, que crean su propia expresión? Sí... siempre se nos dice que en las artes como la música o el teatro, hace falta la mediación del intérprete... Lo cual sin dudas es cierto (Y no vamos a dejar de decir que tocar la música que otros genios compusieron es una experiencia maravillosa!)
Pero cuando lo que nos gusta es la música antigua, además, se suman otras dudas... por qué tocar esta música tan lejana en tiempo y geografía? No debería uno, como intérprete del siglo XXI, mediar la música que hoy se compone?
Pero en estos días me vuelven las certezas: cómo no maravillarse una y otra vez, con páginas como la del madrigales "Hor che'l ciel e la terra", con "Ed e pur dunque vero", de Claudio Monteverdi? Y no es una maravilla este texto a la que el visionario de Monteverdi le puso música...:
"Rosa del cielo, vida del mundo y digno descendiente de aquel que rige el universo, sol, tú, que todo lo rodeas y que todo lo ves, dime: ¿has visto alguna vez, en tu carrera entre las estrellas, un amante más alegre y feliz que yo? Fue muy feliz, el día, amor mío, en que te vi por primera vez, y más feliz la hora en la que suspiraba por ti, porque tus suspiros respondieron a los míos. Fue muy feliz el momento en que tú me tendiste tu blanca mano como prenda de la pureza de tu fe. Si hubiese tenido tantos corazones como ojos tiene el cielo eterno, y vegetación (como) esas amables colinas en el verde mes de mayo, todos hubieran sido colmados y desbordados por el placer que me proporcionó, ese día, la felicidad."
Esta belleza resiste todos los embates del tiempo y todos los cambios de parecer y de humor de la humanidad. Esta música y esta poesía nos sigue hablando hoy! Es emocionante sentir que hay un puente entre estas sensibilidades del siglo XVII y la nuestra, y que podemos intentar llevarla a otros seres humanos, que como nosotros, vibran en simpatía con los grandes temas: el amor, la felicidad, la decepción, las preguntas sin respuesta.
Gabriela Guembe
Yo siempre digo que si Monteverdi hubiera nacido 150 años después le disputaba el terceto glorioso de la historia de la música a Bach, Mozart y Beethoven. Pero la lejanía en el tiempo creo que lo desdibuja un poco sobre todo al melómano no específico de la música antigua.
ResponderEliminarPero me interesa retomar el tema del principio del post, que creo engancha con el de la versión de L'Arpeggiatta.
Los músicos antiguos creo que tenemos la obligación de incorporar prácticas muy creativas en nuestro hacer música que van mucho más allá de la interpretación clásica común de la musica escrita.
Primero, la improvisación fue una práctica ubicua hasta bien entrado el siglo XVII y muchas obras que conocemos son "zapadas anotadas", el tratado de glosas de Ortiz, Der Flyten Lusthof de Van Eyck y otros.
Esa práctica se mantuvo en lo referente a la ornamentación, otra cosa que deberíamos hacer mucho más; y en la cadenza a instrumento solo; hasta por lo menos Beethoven.
La otra idea es directamente aprovechar la relación con la música antigua y componer en el siglo XXI a la usanza de los siglos anteriores.
No necesariamente lo excesivamente vanguardista es bueno, la falacia de pensar que "todo lo nuevo es bueno, solo por ser nuevo".
Y tiendo a creer que cuando más antiguo, más moderno.
"Para novedades, los clásicos".
Julián, tus comentarios son siempre sabrosos y bienvenidos (intuyo que no sólo por mí, debe haber otra gente anónima leyendo, pero no se anima a escribir nada, o no tiene tiempo de hacerlo).
ResponderEliminarCoincido plenamente con vos en todo lo que dice el comentario.
Destaco una parte: "Los músicos antiguos cre que tenemos la obligación de incorporar prácticas muy creativas", y me permito modificarla: TODOS LOS MÚSICOS DEBEN BUSCAR PROPUESTAS CREATIVAS... creo que de lo contrario, el arte musical va en franca decadencia (que de hecho, en la práctica... va).
En fin, gracias, como siempre, por estar.
Gracias a vos che por hacer un blog tan interesante.
ResponderEliminarA veces creo que la historia de la notación musical es la historia de una simplificación. Entre lo que se escribía en los siglos XV y XVI, notación mesural blanca, y lo que se escribía en el XIX podemos hablar de una simplificación en algún sentido.
Pero por otro lado la grafía musical ha ido incrementando la notación de los recursos expresivos de la interpretación, desde la aparición de las indicaciones metronómicas hasta la cantidad de p, pp , ppp y pppp.
Cuando en el siglo XVIII, tardo barroco si ponían fort o doux era mucho!
A lo que voy es que los músicos antiguso corremos en algún punto con ventaja porque la ejecución de un Monteverdi, por ejemplo da muchos pero muchos más grados de libertad que un Tchaikovsky.
Recuerdo cuando Garrido nos contaba que existían dos manuscritos de la Poppea, el romano y el venciano y ambos no sólo difieren mucho sino que carecen de las voces intermedias en los ritornellos.
en fin da para mucho.