Feliz 2008 para todos!
Comencé el año en La Caldera, un pueblo de Salta, en el que estuve una semana trabajando junto a un grupo de alumnos del colegio San Juan el Precursor, donde soy director del coro de secundaria. Hicimos un taller de música coral con chicos de la parroquia de La Caldera. Fue un trabajo lindisimo y muy enriquecedor, en un marco humano y paisajístico inolvidable.
Esta iglesia fue construída en 1591 por los jesuitas (ojo!, no se fien de la foto que publico, la iglesia fue modificada a fines del siglo XIX). La Caldera era una antigua estancia jesuítica, la mayor y más próspera de Salta. Mientras que en la estancia vivían casi 900 personas la población de Salta era de apenas 1400, es decir que era un establecimiento más que importante. Había actividades ganaderas, pero también un importante trabajo de evangelización, lo que implica, obviamente, actividades musicales. En la descripción que se hace del pueblo en el inventario hecho después de la expulsión se menciona que había "talleres de música". Quién dice que no encontremos, en algún momento, datos sobre lo que se tocaba o cantaba en ese pueblo.
Fue un 31 de diciembre memorable: sin locura, sin corridas, sin bocinazos ni embotellamientos, en una noche fresca y agradable, bajo el cielo estrellado.
Y ahora, por fin, las VA-CA-CIO-NES! (para cargar energía para un año que se viene con todo).
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