La dignidad y la imagen

Estoy en Mendoza, la ciudad donde nací. Todos los años se celebra la Vendimia, una interesantísima fiesta masiva y popular en la que la provincia festeja la cosecha de la uva, que será fuente de su principal industria. 

La agenda de festejos es inmensa, e incluye un colorido desfile por las calles de la ciudad, al que se llama "Carrousel de la Vendimia". De él participan las candidatas a Reina Nacional (chicas seleccionadas en cada rincón de la provincia, que compiten en un obvio concurso de belleza y en un no tan obvio concurso de políticos que las apañan), mucha gente del campo, y las principales colectividades de inmigrantes que viven en Mendoza (españoles, bolivianos, chilenos, árabes...).

Estuve allí el sábado y saqué muchas fotos. Seleccioné para publicar en este sitio algunas, de gauchos y asociaciones tradicionalistas. El desfile sale del Parque San Martín, donde tomé las fotos minutos antes de que comenzaran a andar. Eso me permitió ver la preparación de cada escuadra, y charlar un poco con aquellos a los que pedí permiso para fotografiar sus aperos y ornamentos. 

Me impactó y emocionó la dignidad y el orgullo de esta gente. Salen al desfile con lo mejor que tienen, cuidan los detalles al máximo, tienen los animales limpios y cepillados, siguen a su líder con respeto. Y todo eso no es una postura, sino algo genuino y disfrutado. 

Pensé mucho en todo eso, y en que la imagen no es todo, aunque vivimos en el mundo de la imagen.