la nota de El Mercurio, escaneada |
El diario El Mercurio, de Santiago de Chile, publicó hace poco más de un mes, una reseña de mi libro Música Colonial Hispanoamericana. Me da muchísima alegría que el libro y mis ideas trasciendan fronteras y lleguen a públicos que jamás imaginé. Copio a continuación el texto completo de la nota que pueden ver en la página del diario santiaguino haciendo click aquí.
Asómese a la
riqueza musical de la Colonia
El investigador trasandino Ramiro Albino presenta un volumen de bolsillo que ofrece una panorámica de 300 años de práctica musical que han sido olvidados.
lunes, 13 de febrero de 2017Romina de la Sotta DonosoCultura / El Mercurio
Con su conjunto
barroco, Capilla del Sol, el mendocino Ramiro Albino (1970) ha
llenado varias veces el Teatro Colón. Lleva 20 años trabajando con
este repertorio; además de tocar el arpa, hace investigación
musicológica y difunde contenidos musicales en radios y revistas.
Ya está en Chile
su último libro, "Música Colonial Hispanoamericana" (278
páginas, Musicantiguaenchile.cl y en versión digital en
ramiroalbino@hotmail.com). El volumen funciona como una introducción
a una etapa particularmente prolífica de nuestra historia que estuvo
olvidada. Se centra en la práctica musical, evita los conceptos
complejos y las abstracciones, y entrega un relato ameno que vincula
el contexto histórico y la música que sonó en América por tres
siglos.
"Son 300
años que se nos han presentado como una especie de Edad Media, sin
demasiada identidad y que solo sirvió para vincular las imágenes
casi míticas del período precolombino con el glorioso nacimiento de
las naciones actuales. Se intentó destruir el mundo colonial",
denuncia Albino.
Las primeras
piezas coloniales que se identificaron y transcribieron en América
fue en 1931. "Pero los primeros antecedentes de recuperación no
superan el medio siglo. Estuvimos cerca de perdernos este acervo.
Hubo partituras en la basura, como las de la esclava chilena María
Antonia Palacios, y otras dispuestas como papel de baño en
Chiquitos", exclama. La epopeya del rescate ocupa un capítulo
del libro, e incluye los aportes de los chilenos Samuel Claro, Víctor
Rondón y Alejandro Vera.
"Este es el
libro que me hubiera gustado leer hace 20 años. Lo ideé pensando en
qué quiere el público que escucha música por gusto y en qué
necesita un intérprete", dice el autor.
El volumen es de
bolsillo y parte con la gran paradoja de la conquista: ¿Cómo pudo
fundarse un mundo musical de tanta belleza en un modelo social tan
poco inclusivo como el de las colonias españolas en América?
Explora
largamente la febril actividad musical de las misiones jesuíticas en
Sudamérica y cómo estos religiosos estudian y se apropian de la
cultura local, con foco en lo lingüístico. "Los jesuitas
aprendieron las lenguas indígenas antes que los pueblos y adaptaron
a los indígenas a la vida europea, los vistieron, los peinaron y los
pusieron a estudiar violín y órgano. A eso se suma que los
indígenas americanos tenían un gran gusto por la música",
detalla. Cuando fueron expulsados en 1767, los indígenas y mestizos
que habían formado se redistribuyen por la región y siguen haciendo
música.
Albino aborda
también cómo funcionaban las capillas musicales y cuán diferentes
fueron, según la riqueza local. Mientras la capilla de la Catedral
de México tenía 35 músicos en 1647, la de Santiago se formó
recién en 1721 y solo tenía un cantor, bajón, arpa, órgano y
cuatro niños de coro, más el maestro. Es decir, parecía del siglo
XVII.
No obstante, la
música fue una constante continental. "Había fiesta todo el
año. Estaba la música de la iglesia, es decir, las obras canónicas
con música: vísperas, laudes, etcétera. Aparte de esto, en las
fiestas más importantes había también villancicos, afuera de la
iglesia, y en algunas había procesiones o después, fiestas en casa
del obispo o del gobernador. Los músicos de las capillas trabajaban
sin parar. Era de locos", comenta Albino. Baste considerar que
en algunas diócesis había 200 fiestas eclesiásticas al año.
En todo caso,
alerta, aún falta por descubrir: "Existían muchos repertorios
que no conocemos mucho, por ejemplo, los repertorios domésticos y,
en concreto, las canciones de cuna y las canciones infantiles".
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