Posteo a continuación la crítica del CD de la Capilla del Sol, que escribió Margarita Pollini para la Revista del Teatro Colón.
El emotivo programa de este disco lo repetiremos el DOMINGO 1 DE AGOSTO a las 16 en la Parroquia de la Inmaculada (Liniers 1560, Tigre, Prov. de Buenos Aires), y el MARTES 3 DE AGOSTO a las 20 en la Iglesia Jesuítica de N.S. de los Milagros (San Martín 1540, ciudad de Santa Fe).
El emotivo programa de este disco lo repetiremos el DOMINGO 1 DE AGOSTO a las 16 en la Parroquia de la Inmaculada (Liniers 1560, Tigre, Prov. de Buenos Aires), y el MARTES 3 DE AGOSTO a las 20 en la Iglesia Jesuítica de N.S. de los Milagros (San Martín 1540, ciudad de Santa Fe).
CD CRÍTICA: Como pudieran en cualquier catedral (una misa en las Reducciones Jesuíticas del oriente boliviano, ca. 1750)
Capilla del Sol - Ramiro Albino, dirección musical
Integrantes: Silvina Sadoly, Adriana Sansone y Soledad Molina, sopranos – Cecilia Pahl, mezzosoprano - Pablo Travaglino, alto – Diego Sorá, tenor - Alicia Morán y Virginia Llansa, violines - María Jesús Olóndriz, cello - Evar Cativiela, vihuela y guitarra – Federico Ciancio, arpa – Cristina García Banegas, órgano – Eduardo Rodríguez, bajón – Sergio Bazán, percusión – Ramiro Albino, flauta dulce.
Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, 2010.
La propuesta del primer disco de la Capilla del Sol (conjunto residente del Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco y fundado en el 2004) es trasladar al oyente en tiempo y espacio a las misiones jesuíticas de la selva de Bolivia de mediados del siglo XVIII, donde la música fue una herramienta fundamental para la evangelización, un idioma que no requería traducción y a cuyo poder era difícil mantenerse ajeno. Con mucha inteligencia los jesuitas fueron sumando el bagaje musical de los indígenas (en especial instrumentos y ritmos) a las tradiciones llegadas desde Europa a través de compositores e instrumentistas, dando como resultado una fusión única.
Detrás de todo el CD, desde su presentación llamativa y cuidada hasta su concepto mismo, se puede advertir el ojo, la mano y la mente de Ramiro Albino, artista multifacético especialmente abocado a la difusión e interpretación de la música antigua que sabe contagiar su pasión por los caminos que recorre y plasmarla en cualquier realización suya, desde sus escritos hasta este trabajo discográfico. En torno a él se reúnen cantantes e instrumentistas de primer nivel, argentinos en casi su totalidad (la honrosa excepción es la organista uruguaya Cristina García Banegas, responsable de unos impecables fragmentos solistas).
La Capilla del Sol brinda en este disco la reconstrucción de un oficio religioso en aquellas tierras húmedas y selváticas, amalgamando la Missa de Pariache de Torrejón y Velazco con piezas de Domenico Zipoli, cantos devocionales y danzas anónimas conservadas en los archivos de Moxos y Chiquitos, y logra el objetivo enunciado al comienzo gracias a una interpretación soberbia de estas músicas diversas, vertidas aquí con tanta gracia y encanto como pudieran en cualquier misión del Barroco americano, por parafrasear la cita de Fray Francisco de Torres que da título al disco.
Margarita Pollini
Capilla del Sol - Ramiro Albino, dirección musical
Integrantes: Silvina Sadoly, Adriana Sansone y Soledad Molina, sopranos – Cecilia Pahl, mezzosoprano - Pablo Travaglino, alto – Diego Sorá, tenor - Alicia Morán y Virginia Llansa, violines - María Jesús Olóndriz, cello - Evar Cativiela, vihuela y guitarra – Federico Ciancio, arpa – Cristina García Banegas, órgano – Eduardo Rodríguez, bajón – Sergio Bazán, percusión – Ramiro Albino, flauta dulce.
Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, 2010.
La propuesta del primer disco de la Capilla del Sol (conjunto residente del Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco y fundado en el 2004) es trasladar al oyente en tiempo y espacio a las misiones jesuíticas de la selva de Bolivia de mediados del siglo XVIII, donde la música fue una herramienta fundamental para la evangelización, un idioma que no requería traducción y a cuyo poder era difícil mantenerse ajeno. Con mucha inteligencia los jesuitas fueron sumando el bagaje musical de los indígenas (en especial instrumentos y ritmos) a las tradiciones llegadas desde Europa a través de compositores e instrumentistas, dando como resultado una fusión única.
Detrás de todo el CD, desde su presentación llamativa y cuidada hasta su concepto mismo, se puede advertir el ojo, la mano y la mente de Ramiro Albino, artista multifacético especialmente abocado a la difusión e interpretación de la música antigua que sabe contagiar su pasión por los caminos que recorre y plasmarla en cualquier realización suya, desde sus escritos hasta este trabajo discográfico. En torno a él se reúnen cantantes e instrumentistas de primer nivel, argentinos en casi su totalidad (la honrosa excepción es la organista uruguaya Cristina García Banegas, responsable de unos impecables fragmentos solistas).
La Capilla del Sol brinda en este disco la reconstrucción de un oficio religioso en aquellas tierras húmedas y selváticas, amalgamando la Missa de Pariache de Torrejón y Velazco con piezas de Domenico Zipoli, cantos devocionales y danzas anónimas conservadas en los archivos de Moxos y Chiquitos, y logra el objetivo enunciado al comienzo gracias a una interpretación soberbia de estas músicas diversas, vertidas aquí con tanta gracia y encanto como pudieran en cualquier misión del Barroco americano, por parafrasear la cita de Fray Francisco de Torres que da título al disco.
Margarita Pollini